martes, 17 de abril de 2012

Mi pecado

Recuerdo esta película cuando la ví el año pasado, en relación con la agresividad y cómo se articulaba el enojo en este niño con los famosos monstruos.
Hoy reactivo el recuerdo de esta película por el mismo motivo: el miedo, que puede adquirir múltiples formas y representarse de diferentes maneras para cada uno.
Desde la inseguridad o la incertidumbre, desde el despilfarro, venta o desgaste de nuestro poder, permanentemente estamos transitando el camino de cómo bloquearnos o impedirnos ser felices. Y para eso creamos nuestros monstruos o "pecados". Aquello sin solución, eso a quien dotamos de todo el poder para impedirnos ser quienes somos. ¿Qué es lo que me condena? ¿qué forma especial ha tomado para mí lo insolucionable en mi vida? ¿es acaso un vínculo? ¿un trabajo? ¿una enfermedad? ¿una condición de carácter? ¿una adicción? ¿un viaje? ¿un hecho espantoso en mi vida? ¿una herida que no sana jamás? ¿qué es lo que me mantiene todavía atado a esa identidad? Llamar, recordar, o simplemente darle existencia en mi vida a ese hecho hace que mucha de mi luz no logre ser tan refulgente. ¿A quién deseo iluminar, amar ... si todavía llevo a mi monstruo muy bien atado y le doy de comer todos los días con mis pensamientos, con mis actitudes defensivas, con mi desaliento o desesperanza, con mi indiferencia y mi total autocomplacencia en no tocar determinadas partes de mi estructura?
Comienza hoy a desandar ese camino, en un instante, sólo en un segundo puedes cambiar esto. El perdón es el primer paso para alcanzar la libertad.